Lo que más asombra de la llamada a la omertà del presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, es que pueda dictarla públicamente. Silencio, dice. La discusión sobre si se debe suspender o no a Garzón, y sobre si se debe o no aceptar su solicitud de traslado a La Haya, añade el jefe de los jueces (así se comporta), debe mantenerse en secreto. A su lado, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, calla:
Por parte de los vocales del Consejo, se debe mantener el secreto de las actuaciones cuando éstas han sido fruto del debate que se produce en esta mesa, y que se tiene que producir con libertad, precisamente porque se guarda la reserva. Y que difícilmente hay una libertad completa cuando sabemos que puede haber eso que se llama filtraciones. (Ver vídeo: a partir de 1’10»)
Vale que nos hemos acostumbrado a que muchas sentencias carezcan de la más mínima motivación razonada, y que las instrucciones, retransmitidas en directo, sean cada vez más una condena por adelantado. Pero que ahora proclame para sí el derecho a ocultar las razones que fundamentan sus decisiones, muestra hasta qué punto la justicia poética puede ya comportarse como lo que aspira a ser, un secreto de estado.
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Mi duda es: ¿cuando anuncien su decisión sobre Garzón, tienen que fundamentarla cual sentencia, o no hace falta?
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Nota habrá. Y siempre será interesante ver cómo componen una declaración pública sobre una decisión cuyos argumentos deben mantenerse en secreto. Como diría Miguel Ángel Aguilar: atentos.
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Hombre, no sé si entiendo bien a Dívar, pero creo que lo que él dice es que no haya filtraciones y que ya habrá tiempo de hacer públicos los argumentos. Da la impresión de que no quiere usar la palabra «filtraciones» pero al final no tiene más remedio que hacerlo.
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Por lo que he visto, la decisión de suspender a Garzón era obligada, no había más tutía. No hay nada que contar sobre eso.
Otra cosa es lo de La Haya, claro.
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Pero, ¿por qué hay argumentos que deben mantenerse en secreto? El respeto a los formalismos debe ser, siempre, escrupuloso. Ahora bien, que tampoco sirva para distraer de lo esencial: ese señor está pidiendo que la libertad y motivaciones para decidir de los jueces, en este caso del gobierno de los jueces, debe quedar a resguardo del escrutinio público. Y eso, por lo menos a mí, me pone los pelos de punta.
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Si lo que propones es que expliquen todo una vez tomada la decisión, estoy de acuerdo.
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