El muerto prestó, según la versión oficial, un último servicio al país que lo había acogido: confesó un triple asesinato cometido en Waltham, Massachusetts, el 11 de septiembre de 2011 e implicó a Tamerlan Tsarnaev, el terrorista muerto cuatro días después del atentado de Boston, por lo podría decirse que el agente que disparó mató a dos pájaros de un tiro; o, como diría Obama, que se ha hecho justicia.
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